Emilio Sánchez Saavedra nació en Mérida
el 20 de septiembre de 1943 y falleció el 26 de enero de 2015 en la misma
localidad, a los 72 años de edad.
Su
fuerte vocación religiosa le llevó a ser ordenado sacerdote a la temprana edad
de 23 años, en concreto el ?9 de junio de 1967.
Siempre vinculado a Extremadura, su primer destino fue La Nava de Santiago y, posteriormente,
pasó por Villar del Rey y Alburquerque.
El 21 de octubre de 1991 llegó a Montijo. En esta
localidad pacense ejerció como Párroco de San Pedro Apóstol. Durante los 13
años que estuvo en Montijo,
Emilio realizó una ardua labor en favor de la conservación del templo
parroquial y la ermita de Jesús Nazareno. Además, trabajó de manera muy cercana
con la Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño. A él también se debieron varias
iniciativas pastorales desarrolladas desde su parroquia montijana, por ejemplo:
la Campana del Kilo, la hoja parroquial, el concurso de belenes, los grupos de
liturgia o la aprobación de estatutos de las cofradías y hermandades
penitenciales.
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En su despacho |
En agosto de 2004, el obispado decidió
trasladar a Emilio a la parroquia de San José de Mérida, en su ciudad natal.
Allí ha permanecido hasta su fallecimiento.
En la capital extremeña, el sacerdote
desempeñó diversas funciones de responsabilidad, siendo la más destacado la de
arcipreste de la ciudad.
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Centro Parroquial |
Emilio trabajó duramente para que se
construyese un centro parroquial, un espacio que él consideraba necesario para
poder realizar una mejor labor pastoral. En el mismo sentido, el sacerdote
impulsó la actividad de la cofradía de la Sagrada Cena, a la que estuvo muy
vinculado y de la que fue capellán.
Además,
tuvo una especial relación con los medios de comunicación, ya que entre sus
funciones también estuvo la de portavoz de la comisión informativa arciprestal,
por lo que era el encargado de relacionarse con los medios de comunicación
emeritenses.
La
muerte sorprendió a Emilio, ya sus familiares y conocidos, de forma repentina
cuando estaba apunto de jubilarse. Ahora, descansa junto al Padre, al que
dedicó la mayor parte de su vida.