Dame, señor la fe que no razona y en todo te ve. Esclarece mis ojos de mi alma, dame vida en fe.
Yo no entiendo el porqué de muchas cosas pero.... !confio en tí! cuando Tú las permites y las dispones, me convendrán así. Que eres el más amante de los padres no lo puedo dudar; por eso, aunque aflijas y apenes, te quiero siempre amar.
Quiero a tu voluntad vivir unida, prescindiendo de mí, y, en todos los sucesos de la vida, verte tan sólo a Tí.
Ciega yo, para siempre el sentido, que no entiende ni ve, eleva mis miradas al cielo por la vida de Fe.
Mª Socorro Fernández